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Restaurada

  • T.D. Jakes
  • 20 dic 2015
  • 2 Min. de lectura

Lea 2Reyes 8:3-6

Cuando estaba en la escuela, trabajaba en una tienda local de pinturas. Como parte de mis obligaciones estaba el familiarizarme con los productos y los procedimientos. Me intrigaba un producto determinado que restauraba el lustre a los muebles viejos. Así que compré el producto para ver si era tan efectivo como me habían dicho. Enseguida descubrí que Lo más difícil a la hora de restaurar muebles es limpiar la cera vieja. Exige paciencia vencer los defectos de los años de uso y abuso.

Si no está decidida a recuperar aquello que tuvo alguna vez, puede que fácilmente llegue a la conclusión de que el proceso es imposible. No obstante le aseguro que eso no es imposible. David, el salmista, declara, “(Dios) Confortará mi alma" (Salmo 23:3). Confortar o su Lente restaurar indica un proceso sólo Dios sabe lo que hace falta para remover la acumulación de lo que pudo haber en su vida. Pero Él se especializa en restaurar y renovar el corazón humano.

En el primer capítulo de Ruth, Noemí casi cambia su nombre al de “ ara”. Sentía que Dios la había puesto en gran amargura. Sin embargo, antes de que la historia terminara, todo el mundo estuvo de acuerdo en que la mano del Señor estaba sobre ella.

Puede que los salientes del invierno la desafíen. Hay dos cosas en la que toda Noemí puede confiar mientras colecta leña para sus días invernales; primero Dios la restaura. Es decir, cuando se sienta tomar un café, mientras les pasa sus propios pensamientos, mientras recuerda viejas; escenas de su vida; algunas cosas en las explicará, otras las sanará. Esta restauración no significa que regresarán todos aquellos que ha perdido, todos aquellos que la han abandonado. Sólo significa que Dios dará sentido a los años que todavía le quedan.

Segundo, Dios la sustentará. Esto puede resultar le un papel difícil de representar, a usted que sostenido por igual a sus hijos y a su esposo junto al tibia seno de su sensibilidad. Usted, que ha sido la fuente de la fuerza de otros puede que no le guste desempeñar ese papel a la inversa. Pero quien sustenta debe aprender a ser sustentado. El Shadai, “El que sustenta”, le da fuerzas al débil y calor al que tiene frío. Sus brazos son muy cómodos. Como niños aún adultos pueden acurrucarse en sus brazos eternos y escuchar los latidos del corazón de un Dios amoroso que dice: “Comeréis hasta saciarlos y alabares el nombre de Jehová vuestro Dios” (Joel 2:26)

Espere en Dios, Él se revela de muchas formas. Él es un maestro a la hora de disfrazar sus mensajes; una estrella que sirve de guía en la noche, un lirio que crece en el valle, o la respuesta a una oración enviada en el aliento de un ángel.

Mi hermana, deje su tasa boca bajo, quítese la manta del regazo. ¡Y póngase en pie! ¿No lo sabe, no lo ha oído? ¡Hay una nueva vida en los años de su vejez para cada mujer que se asoma al invierno!


 
 
 

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