top of page

Tu propia historia de amor

  • Maqui de Debroy
  • 18 jun 2015
  • 2 Min. de lectura

“Tú creaste mis entrañas, me formaste en el vientre de mi madre. ¡Te alabo porque soy una creación admirable! ¡Tus obras son maravillosas, y esto lo sé muy bien! Mis huesos no te fueron desconocidos cuando en lo más recóndito era yo formado, cuando en lo más profundo de la tierra era yo entretejido. Tus ojos vieron mi cuerpo en gestación: todo estaba ya escrito en tu libro; todos mis días se estaban diseñando, aunque no existía uno solo de ellos”. (Salmos 139:13-16 NVI) Desde pequeña mi padre me ha contado la historia del día en que nací. En ese tiempo no había ultrasonidos como ahora, pero dice que siempre supo que yo sería niña, que se lo había pedido a Dios, que anhelaba que su primogénita fuera mujer. También le encanta relatar como el día que vine al mundo, dejó a mi madre sola en el hospital ante sorpresa de todos y pasó la noche entera pintado mi cuarto de rosado para sorprender a mi mamá. Colocó los muebles, decoró el espacio y aun desvelado, llegó al hospital con una bata también rosada y un ramo de flores para recogernos, ansioso de mostrar lo que había creado. Dice que su momento de mayor felicidad fue la vez que me tuvo en sus brazos por primera vez. Siempre se le entrecorta la voz cuando dice en voz alta lo que pensó: "Si soy capaz de hacer esta belleza, soy capaz de hacer cualquier cosa. Soy el hombre más afortunado del mundo".

10444641_10152560737904665_8165884573688961922_n.jpg

Esta historia está escrita en lo más profundo de mi corazón con tinta indeleble. Ha sido muchas veces el recuerdo al que regreso en mis momentos de tristeza. Sé que soy afortunada de contar una historia como esta, tan llena de amor. Sin embargo, hay una historia eterna escrita en la Biblia que también habla de cada una de nosotras. Habla de como Dios nos formó en el vientre de nuestra madre, eligió nuestro cabello, el color de nuestros ojos, y vio cada uno de nuestros días aunque ni uno había sido formado. Y aún así nos amó, nos amó primero ¡con amor eterno, incondicional y perfecto! Es una historia de amor de la cual tú y yo podemos arraigarnos. Porque en ese amor no hay lugar para el abandono ni la soledad. El amor de Dios no se puede entender, sólo se recibe, se abraza. Nada ni nadie puede separarte de este amor.

Siempre puedes regresar a esta bella historia que te cuenta tu Padre Celestial de ti y refugiarte en Él, en su amor incondicional e inalterable.

10405581_10153452988669665_6316438409195074948_n.jpg

10646633_10152954373554665_4879026307393905839_n.jpg


 
 
 

Comments


© 2023 by Closet Confidential. Proudly created with Wix.com

bottom of page