De las cenizas a la belleza
- Maqui de Debroy
- 4 sept 2015
- 2 Min. de lectura
“A todos los que se lamentan en Israel les dará una corona de belleza en lugar de cenizas, una gozosa bendición en lugar de luto, una festiva alabanza en lugar de desesperación. Ellos, en su justicia, serán como grandes robles que el Señor ha plantado para su propia gloria”. (Isaías 61:3 NTV)

Desde joven mi vida tomó un giro diferente al que había planeado. He pasado por diversas dificultades. Sin embargo, he aprendido que Dios transforma de cenizas a coronas de belleza esas situaciones complicadas. A los 20 años quedé embarazada fuera del matrimonio. Todas mis amistades, familiares y conocidos susurraban detrás de mi espalda. Me convertí en el chisme del momento. Pero Dios transformó ese momento en un hermoso hijo que hoy es más alto que yo, empezó la universidad y tiene un futuro lleno de sueños.
A los 21 años ya era una joven divorciada, madre soltera y con un corazón roto. Dios hoy me ha regalado un maravilloso esposo, que es mi amigo y compañero con quien deseo de envejecer, que además me ha dado la bendición de tener mellizos y una preciosa princesa. A los 22 años caí en una profunda depresión donde intenté quitarme la vida, estaba sumida en la desesperación. Pero el amor de Dios me transformó en una mujer alegre, optimista, llena de sueños por cumplir y proyectos por emprender.
Hace 16 años llegué a este país sin amistades, sin influencias ni conexiones. Dios lo convirtió en mi hogar. Hace tres años mi corazón se sentía vacío, me sentía sola aunque siempre estaba rodeada de gente, estaba llena de inseguridades y Dios tocó mi corazón. Lo dejé entrar y lo llenó de amor, paz e ilusión por el futuro. Hace un año me diagnosticaron leucemia meloide crónica. Parecía que el tiempo se escurría de mis manos pero Dios me ha enseñado a caminar en fe, a confiar que Él pagó por mi vida en la cruz y me enseñó a bendecir cada amanecer. Una y otra vez Dios ha transformado mis cenizas en coronas de belleza, mis espinas en rosas, mis pérdidas en ganancias, mis lágrimas en peldaños de oro, mi oscuridad en luz. Mis desaciertos en oportunidades para glorificarse.
Amiga, has un recuento de tus bendiciones y no te desalientes si hoy estás en cenizas. Tu mayor dolor hoy será tu bandera de victoria mañana. Solo confía en Dios.

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