Ora por los niños en crisis
- Jodie Berndt
- 29 sept 2015
- 3 Min. de lectura
Isaías 43:1-2 (NVI)
Pero ahora, así dice el Señor, el que te creó, Jacob, el que te formó, Israel: «No temas, que yo te he redimido; te he llamado por tu nombre; tú eres mío. Cuando cruces las aguas, yo estaré contigo; cuando cruces los ríos, no te cubrirán sus aguas; cuando camines por el fuego, no te quemarás ni te abrasarán las llamas.
En 2 Reyes 4:8-37, las Escrituras cuentan la historia de una pareja sin hijos que se hizo amiga de Eliseo, y preparó una habitación de invitados en su casa para que el profeta la utilizara cuando llegara al publo. En respuesta a su bondad, Eliseo prometió que la mujer, originaria de Sunén tendría un hijo al año siguiente. A pesar de la incredulidad de esta, todo sucedió como Eliseo había dicho. Dio a luz un niño hermoso, su hijo único.
Sin embargo, un día el niño se quejó de dolor de cabeza. La mujer lo cargó en su regazo durante muchas horas y presenció, incapaz, cómo se esfumaba la vida de su pequeño hijo. Cuando el niño murió, lo acostó sobre la cama de Eliseo, salió del cuarto y cerró la puerta. Luego llamó a su esposo y le solicitó un criado y una burra para "ir al hombre de Dios y volver en seguida". No se menciona si le dijo a su esposo sobre el problema; solo aseguró que "todo estaba bien" y se dispuso a encontrar a Eliseo.

Mientras la sunamita se acercaba, Eliseo la vio y envió a un criado a preguntarle si todo estaba bien. Sin embargo, se abrió paso hasta Eliseo y, al final, él descubrió lo sucedido. De inmediato, al profeta despachó a su criado con las instrucciones de correr donde el cchico y colocar su bastón sobre el rostro de este.
No obstante, la sunamita no era parte del plan. Ella entonces le dice a Eliseo: "¡Le juro a usted que no lo dejaré solo! ¡Tan cierto como el Señor y usted viven!". Eliseo, viéndose importunado por el amor y la perseverancia de una madre, se levantó tras la mujer rumbo a su casa.
Y fue bueno que lo hiciera. El criado, que se había adelantado, no obtuvo reacción del cadáver del niño, incluso poniendo el bastón, tal como el profeta le había dicho. Al llegar, Eliseo entró a la habitación, cerró la puerta y comenzó a orar con su cuerpo extendido sobre el cuerpecito del niño. En tan solo momentos, el niño regresó a la vida. Eliseo convocó a la madre, quien al entrar, vio lo sucedido y se inclinó a los pies de Eliseo, luego tomó a su hijo y salió del lugar.

Como madre, encuentro esta historia increíble. Te aseguro que si uno de mis hijos estuviera a punto de morir en mis rodillas, mi primera reacción no sería decir que todo "está bien". ¡Pero la sunamita nos ofrece una lección inspiradora! Al enfrentar una situación devastadora, su reacción deja al descubierto su profunda y permanente dependecia de Dios.
En su libro "Experiencia con Dios", los autores Henry Blackaby Claude King advierten que la palabra crisis viene de un término que significa "decisión". Expresan que la manera en la cual vivimos nuestras vidas en un testimonio de los que creemos sobre Dios. Cuando enfrentamos una "crisis de confianza", un punto de cambio donde debemos tomar una decisión, la manera en que respondamos (es decir, lo que hacemos después) revela nuestra verdadera creencia sobre DIos.
La sunamita no tenía ninguna certeza de que Eliseo pudiera resucita a su hijo. De hecho, si lees su propias palabras en la Biblia, pareciera que buscaba a Eliseo más por una explicaión que por un milagro. Sin embargo cualquiera fueran sus intenciones, un hecho es claro, en una situación de crisis, esa madre rehusó permitirle al temor o a la ira separarla del amor de Dios
Principio de Oración
Cuando tu hijo esté en una situación de crisis, la manera en la cual ores y como obres revelará tus creencias verdaderas sobre Dios
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