Un legado de mentiras

Meditemos en Génesis 26:1-11; 27:1-46

Para preservar su propia vida, Abraham le mintió a Abimelec, al decir que Sara era su hermana, no su esposa (ver Génesis 20). Para preservar su propia vida, Isaac le mitió a Abimelec, al decir que Rebeca era su hermana, no su esposa (ver Génesis 26). Para beneficio personal, Jacob le mintió a su padre Isaac, diciendo que era Esaú, a finde robar la bendición de primogénito (ver Génesis 27).

¿Deberíamos considerarlos como incidentes aislados? ¿O revelan un problema de deshonestidad en la vida e estos padres e hijos? Aunque, a fin de cuentas, cada hombre era responsable de sus propias mentiras, cada uno había visto un ejemplo de mentira y se sentía seguro en un entorno de engaño.

¿Cómo se materializan estos patrones en nuestro propio matrimonio? Todos estamos influenciados por el ejemplo de nuestros padres. Muchos hombres, por ejemplo, contraen matrimonio y simplemente repiten el estilo de esposo/padre que han observado en sus propios padres. Muchos de nosostros, somos muy consciente o inconsciente de los errores de nuestros padres. Algunos nos esforzamos por ser diferentes de manera consciente o inconsciente. No queremos repetir los errores de nuestros padres. A menudo, estos esfuerzos nos llevan a otro extremo. El hijo de un padre adicto al trabajo podría ser irresponsable en sus patrones de trabajo. La hija de una madre promiscua podría llegar a ser estricta en sus actitudes hacia el sexo.

Cuando mejor nos entendamos a nosotros mismos y a nuestri cónyuge, más probable es que tomemos la determinación de dar pasos positivos para estimular un cambio positivo. Es útil recordar quegran parte de nuestro comportamiento se ve determinado por nuestras necesidades emocionales: de amor, libertad, significado, diversión y paz con Dios. Cuando somos ajenos a esas necesidades insatisfechas y al ejemplo de nuestros padres, caemos inconscientemente en hábitos y patrones destructivos.