Carta editora edición #50
- Maqui de Debroy
- 9 oct 2015
- 3 Min. de lectura
Esta edición nos encuentra en momentos muy difíciles de nuestro país, La Tragedia de El Cambray II de 2015, fue un alud ocurrido en la colonia El Cambray II afectando mas de 600 personas entre heridas y soterradas; ha cambiado para siempre de forma directa o indirecta a todo un país. En lo personal una de mis queridas amigas del Club de Lectura, Vicky Juarez y toda su familia son unos de los afectados que gracias a Dios están a salvo. Sus relatos de lo que ella vivió esos días, son estremecedores, llenos de dolor, de perdida, pero también de esperanza y fe. Estas situaciones tan limites, nos hacen reflexionar a muchos, sobre la fragilidad del ser humano, y lo efímera que es realmente la vida. Enlutan el corazón de todos y mueven a la solidaridad como un milagro que florece en la peor adversidad. Toda situación de este tipo tiene dos caras siempre, la desgracia y lo mejor del ser humano… el amor al prójimo. Ademas no regresan a enfocarnos en lo importante, a muchos los regresan a la fe y que poco importante realmente son la poseciones materiales con respecto a la vida de nuestros seres queridos.
Es dificil sentir gozo en momentos como estos, y en cualquier momento difícil que estemos viviendo actualmente; en realidad la sonrisa pareciera desaparecer definitivamente de nuestro rostro. En esos momentos hay una sola cura, el agradecimiento y la fe.
El agradecimiento por lo que si tenemos, los que aun estamos aquí, tenemos vida, tenemos nuevas oportunidades, nuevos comienzos y nuevos propósitos. Cada día se debe iniciar con un simple “gracias”… porque aun respiro, porque nuevas son las misericordias hoy. Hay una cita de Groucho Marx que lo ejemplifica a la perfección:
“Cada mañana cuando abro mis ojos me digo a mi mismo, yo, no los acontecimientos, tengo la capacidad de hacerme feliz o infeliz hoy. Puedo escoger cómo estaré. El ayer está muerto, y el mañana no ha llegado aun. Tengo solamente un día, hoy y voy a ser feliz en él.”
Lo segundo que necesitamos es la fe, todos la tenemos el problema es dónde la ponemos. Es esta misma fe la que nos protege de pensamientos tan negativos como la preocupación, y el temor. Muchas veces tendremos que decir “No sé que está pasando ni porqué pero tengo fe en que Dios es perfecto en todos sus caminos y sé que estoy en sus manos” .
Dejarle el control a Él, nos ayudará a descansar y a recobrar fuerzas. Nada puede alejar más el temor que el amor incondicional de Dios, y aunque hoy no podamos comprender muchas de las cosas que suceden, más adelante el rompecabezas estará completo y entendemos que todo obra para bien… Hay una hermosa frase de Charñes H Spurgeon:
“La fe sube por la escalera que el amor ha construido y mira por la ventana que la esperanza ha abierto”
Cuando pasan estas tragedias, muchas veces incomprensibles, producen dolor, y ese dolor lleva tiempo… tiempo de llorar, de duelo. pero Dios es quien nos ayudará a atravesar por estos duros momento, también la solidaridad, la compañía, la empatía y el amor al prójimo. Unidos y con la ayuda de Dios, transitaremos por este desierto, más unidos y más fuertes.
Nos vemos el próximo mes, y recuerda hoy ser agradecida…...

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