Oración de Gratitud por El Espíritu Santo

"Señor, hoy te quiero dar las gracias por el don del Espíritu Santo en mi vida. Jesús, Tú dijiste que Te ibas para que viniera el Ayudador, el Espíritu Santo. Y ahora, debido a que he puesto mi confianza en Ti, me ha sido dado este don y el acceso al poder del Espíritu Santo. Me resulta difícil comprenderlo plenamente y asimilarlo del todo, pero Te agradezco por equiparme y por darme el Espíritu Santo. El Espíritu Santo es mi Consolador, mi Ayudador y mi Maestro. El Espíritu Santo me capacita dándome fuerzas y poder sobrenatural para hacer cosas que yo no podría hacer por mi cuenta." Te agradezco porque nunca estoy sólo. Jesús, Tú caminas conmigo, mi Padre Celestial está siempre conmigo y el Espíritu Santo me da su poder. Gracias, Señor por proveerme de muchas maneras distintas. Me arrepiento de las veces en las que he entristecido al Espíritu Santo, tratando de vivir sólo con mis propias fuerzas y con mi capacidad. Por favor, perdóname. Ayúdame a ser sensible al Espíritu Santo y a seguir tu guía en mi vida. Estoy muy agradecido porque no tengo que vivir esta vida yo sólo. Gracias por proveerme hoy lo que necesito. Amén.

“Pero les digo la verdad: es mejor que me vaya porque si no, el Consejero no vendrá a ustedes. En cambio, si me voy, se lo voy a enviar. Cuando él venga, demostrará a los del mundo que están equivocados en cuanto a quién es el pecador, en cuanto a quién recibe la aprobación de Dios y en cuanto al juicio.”

– Juan 16:7-8

“Sin embargo, cuando el Padre envíe al Abogado Defensor como mi representante —es decir, al Espíritu Santo—, él les enseñará todo y les recordará cada cosa que les he dicho.”

– Juan 14:26

“Pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra.”

– Hechos 1:8

“Y Pedro les dijo: Arrepentíos y sed bautizados cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo.”

– Hechos 2:38