top of page

La historia de dos hermanas (Orar por las relaciones de tu hij@ con sus herman@s)

  • Jodie Berndt
  • 8 nov 2015
  • 3 Min. de lectura

Mary siempre había deseado tener una hermana. La relación que observaba entre sus amigas y sus hermanas parecía algo muy especial, y Mary sentía que se había perdido de algo al crecer sólo con la compañia de un hermano. Así que cuando su hija nació, de inmediato tuvo una petición: "Por favor, Dios, ¿puedo tener otra?".

La oración de Mary recibió respuesta, y, a medida que sus hijas crecían, su relación era todo lo que ella había visualizado. Con tan solo dos años de diferencia, Sarah y Libby pasaban horas interminables jugando con las muñecas, inventando juegos y códigos secretos y contándose sus sueños y alegrías. "Gracias, Dios", susurraba Mary, casi con el atrevimiento de esperar que la magia perdurara.

Un tiempo despu´es del octavo cumpleaños de Sarah, los problemas se asomaron. Sarah había hecho varias amigas en la escuela, y había dejado claro que Libby no era bienvenida en su círculo. Antes de que Mary siquiera supiera lo que estaba sucediendo, sintió que su casa se había convertido en una zona de guerra. Me dijo: "Seguí orando por su relación, pero ellas no querían relacionarse. Eso me rompió el corazón".

Sin embargo, nadie sintió cuán profunda era esa presión como las chicas mismas. Cada verano, pasaban un mes en un campamento cristiano en compañia de numerosas duplas de hermanas felices. Una campista les dijo: "Mi hermana es mi mejor amiga". Sarah apenas podía creer lo que oía. ¿Quién ha escuchado que dos hermanas sean mejores amigas?

Aún así, Sarah y Libby debían admitir que envidiaban la relación de la otras chicas. En lugar de asumir sus diferencias, las hermanas decidieron montar un espectáculo y fingir que disfrutaban entre sí para encajar con las demás campistas. Sabían que se trataba de una farse y que, tan pronto llegaran a casa, tomarían nuevamente los escudos de combate.

Finalmente, Sarah dejó la casa para irse a la universidad. Mary se deleitaba de la recién adquirida paz en el hogar, pero el dolor en su corazón no menguaba. De continuo, rogaba por las chicas para que disfrutaran de una relación verdadera, una que fuera más allá de las máscaras ante los demás y las treguas temporales. El hecho de tener dos hijas era la respuesta de una oración específica, de eso estaba segura. Deseaba que Dios interviniera y fundiera sus corazones en uno solo.

Sin embargo, Mary no sabía que Dios ESTABA OBRANDO. Sarah y Libby se graduaron de la universidad y, con el tiempo, se mudaron a la misma cuidad y solo teniéndose la una a la otra como "familia", forjaron una amistad incondicional. Asimismo, la fe de Sarah estaba creciendo, y un día le envió a Mary una copia de un devocional que ella había escrito. El tema central era su relación con Dios, y dentro de ese mensaje dos líneas llamaron la atención de Mary:

"Puedo decir ahora, con la franqueza con la que hablo de los asuntos más serios, que amo a mi hermana más que a cualquier otra persona sobre la tierra. No es solo mi mejor amiga sino también fuente de fortaleza"

Mary leyó el devocional una y otra vez. Sus plegarias habían sido contestadas aparentemente de la nada: ¡sus hijas eran mejores amigas!. Mary sintió que el corazón se le quebraría, pero esa vez por una gratitud sincera. Se dio cuenta de que Dios había estado ahí todo el tiempo.

Principio de Oración

Dios escucha tus peticiones y siempre está obrando, incluso cuando no puedes ver lo que hace.


 
 
 

Comments


© 2023 by Closet Confidential. Proudly created with Wix.com

bottom of page