Siempre Bella
- Maqui de Debroy
- 13 dic 2015
- 2 Min. de lectura
“Que la belleza de ustedes no dependa de lo externo, es decir, de peinados ostentosos, adornos de oro o vestidos lujosos, sino de lo interno, del corazón, de la belleza incorruptible de un espíritu cariñoso y sereno, pues este tipo de belleza es muy valorada por Dios”. (1 Pedro 3:3, 4 RVC)

Todas las mujeres tenemos una pregunta en nuestro corazón: ¿Soy lo suficientemente bella? Cuando Dios creó a la mujer, expresó toda su belleza en ella, somos hechas a imagen de Él, por lo que esa eterna pregunta debería ser respondida con este simple pensamiento. Sin embargo, este mundo nos pone patrones que nos alejan mucho de la verdadera belleza de la que Dios habla. Hace mucho tiempo que las mujeres nos comparamos unas a otras, nos cotejamos con portadas de revistas que han sido modificadas con Photoshop, con modelos 10 ó 20 años más jóvenes que nosotras, realmente esto socava nuestra imagen frente al espejo y se refleja en nuestras inseguridades.
Un excelente ejercicio para determinar qué imagen tenemos de nosotras mismas, es frente a un espejo, mirarte a los ojos fijamente por más de cinco minutos y buscar nuestra propia belleza en el reflejo, aunque para muchas resulte como un ejercicio casi imposible. Debemos recordar que Dios nos creó para revelar belleza, cuando grabas esto en tu corazón, cuando entiendes que tu Padre Celestial te considera hermosa, preciosa, única, irrepetible. Muchas pusimos en manos de otros, la aprobación de nuestra imagen, tal vez desde pequeña nunca nadie te dijo que eras hermosa, al contrario solo escuchaste hablar de ti de forma negativa. Tal vez ante la falta de halagos has sentido que debes vestirte provocativa, sexy, una “femme fatal” que todos quieren. Aunque lo que más desees sea escuchar que te ves bella solo recibes comentarios soeces o vulgares, que solo te provocan dolor e inseguridad.
El único que puede determinar si eres bella o no es tu Creador, sólo Él puede responder esta pregunta eterna al mirarte fijamente a los ojos en el espejo. Entonces, lo interno se reflejará en el exterior y tu seguridad proyectará esa belleza incorruptible de un espíritu cariñoso y sereno que no busca aprobación humana ni se compara con inalcanzables imágenes artificiales de una sociedad superficial y banal.
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