top of page

Los primeros y últimos minutos del día son tuyos, Señor

  • Maqui de Debroy
  • 23 dic 2015
  • 2 Min. de lectura

“Oh, Señor, por la mañana escucharás mi voz, por la mañana me presentaré ante ti y esperaré”. (Salmos 5:3 RVC)

Mi primer pensamiento por las mañanas suele ser: “Gracias Dios por un nuevo día”. Aunque debo reconocer que no siempre fue así. Sin embargo, estar enferma me ha hecho agradecer cada día nuevo que Dios me regala, me sienta bien o no eso poco tiene que ver en realidad. Me encanta agradecerle a Dios en mis primeros segundos en los que dejo de soñar. Como muchas de nosotras me levanto cuando aún el sol no ha salido, y mientras veo que mis hijos se bañan, que el desayuno esté listo, en mis pensamientos sigo agradeciendo a Dios por la vida de cada uno de ellos y por la de mi esposo. Cuando ya se han ido al colegio, tengo aproximadamente dos horas para leer la Biblia o reflexionar junto a otros libros antes de comenzar mi día laboral. Sé realmente que soy afortunada por disponer de este tiempo, pero antes también disfrutaba mi hora y media de tráfico matinal para platicar en voz alta ante las miradas furtivas y desconcertadas de otros conductores. Le contaba todo y muchas veces esas conversaciones terminaban en lágrimas tanto de alegría como de tristeza. Dicen que el 80 por ciento del tiempo hablamos con nosotros mismos. Sin embargo, a mí, siempre me ha gustado pensar que hablo con Dios, que le cuento lo que siento, mis miedos, inseguridades, mis logros, mis más profundos deseos y sueños. Saber que Él me escucha es quizá el secreto de mi optimismo y continua resistencia. Eso es orar, platicar con Dios.

Otros días organizo, así como lo hago con otras actividades, mi asistencia a un curso de liderazgo cristiano para aprender más y disfruto mis domingos en familia para asistir a la iglesia y seguir estudiando la palabra de Dios. Me aferro a esta rutina, simplemente por el hecho de que me mantiene centrada, esperanzada y feliz. Además, tengo la certeza de que “lo bueno se pega” así que para parecerme más a Jesús definitivamente debo estar más junto a Él. Así como comienza la mañana concluye el día. Leo antes de cerrar mis ojos y agradezco por un día más. Platico, como toda mujer, y muchas veces me quedo dormida en medio de esas conversaciones pero con profunda paz. “La oración no sólo cambia cosas, también nos cambia a nosotras. La verdad es que en este momento está usted tan cerca de Dios como quiera estarlo. Lo que sembramos, eso cosecharemos y si queremos una cosecha grande, entonces simplemente necesitamos sembrar más semilla”. Joyce Meyer. Quiero animarte a que empieces y termines tu día de la mejor forma, en la mejor compañía y bajo el mejor cuidado, teniendo una plática sencilla, sincera con tu Padre Celestial.


 
 
 

Comentários


© 2023 by Closet Confidential. Proudly created with Wix.com

bottom of page