En el Tiempo de Dios

Génesis 8:9-11 (NVI)

9 Pero la paloma no encontró un lugar donde posarse, y volvió al arca porque las aguas aún cubrían la tierra. Noé extendió la mano, tomó la paloma y la metió consigo en el arca.10 Esperó siete días más y volvió a soltar la paloma fuera del arca. 11 Caía la noche cuando la paloma regresó, trayendo en su pico una ramita de olivo recién cortada. Así Noé se dio cuenta de que las aguas habían bajado hasta dejar la tierra al descubierto.

Dios sabe exactamente cuando retener o cuándo darnos una señal visible de aliento. ¡Qué hermoso es cuando confiamos en él en cualquier situación! Sin embargo, cuando retiene la evidencia visible de lo que no nos ha olvidado. Él quiere que seamos conscientes de que su Palabra- su promesa de acordarse de nosotros- es más real y confiable que cualquier evidencia que nuestros sentidos pueden revelar. Es bueno cuando él nos da una evidencia visible, pero lo valoramos aún más después que hemos confiado en Él sin ella. Y quienes se sienten más inclinados a confiar en Dios sin evidencia alguna excepto su palabra siempre reciben la mayor cantidad de evidencia visible de su amor.

- Charles Gallaudet Trumbull

Creer en Él; ¿si nubes de tormenta oscurecen tu vivir,

E incluso los cielos parecen silenciosos, sin una voz?

Él escucha cada oración y toma nota aún de la caída de un pajarillo

Alabarlo; ¿cuando la tristeza, las penas y el dolor nos cercan,

Y aun cuando perdemos las cosas que estimamos más queridas?

Nuestra perdida es ganancia. Alábalo; en Él lo tenemos todo.

Nuestra mano en la suya; ¿aún cuando el camino parece largo y triste

Y apenas vemos un paso adelante, y nos inunde el temor?

Él nos guía y mantiene cerca de nosotros.

¿Y sentirse contento cuando el camino parezca bloqueado y vacío,

Y las cosas mundanas se han ido y muerto los que eran justos?

Cree y descansa y confía en Él, pues viene para quedarse.

Las respuestas que no llegan no significan un rechazo. Muchas oraciones llegan y quedan registradas, pero subyasen estas palabras: "Mi tiempo aún no ha llegado".

Dios tiene un tiempo prefijado y un propósito ordenado y Él, que controla los límites de nuestras vidas, también determina el tiempo de nuestra liberación.