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Agua viva que limpia el alma

  • Maqui de Debroy
  • 11 ene 2016
  • 2 Min. de lectura

“pero el que beba del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás. Más bien, el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que fluya para vida eterna”. ( Juan 4:14 RVC)

Solo el Espíritu de Jesús actuando dentro de nosotros puede cambiarnos para siempre. Quiero compartirles el testimonio de Claudia y cómo la palabra junto al Espíritu de Dios ha cambiado su vida para siempre. “Cuando era pequeña fui abusada sexualmente. Lamentablemente, por temor, vergüenza o simplemente por no saber qué hacer, mis padres no enfrentaron la situación como debían. Simplemente dieron vuelta a la hoja y seguimos nuestras vidas. Entonces sentimientos de soledad, tristeza, desamparo y una muy baja autoestima llenaron mi corazón. Aprendí que debía valerme por mi misma y que debía protegerme. Activé la mentira como mecanismo de defensa. Con el pasar de los años y después de muchas decepciones y malas decisiones, el Señor puso en mi camino a un hombre excepcional, para que fuera mi esposo. Pero mi corazón estaba tan lastimado que no supe valorarlo los primeros 10 años de matrimonio y terminé lastimando, no sólo el corazón de mi esposo y el de mis hijas, sino de personas muy cercanas también. Hace tres años, cuando atravesábamos una crisis muy fuerte, llegamos a los pies de Cristo y nuestra vida cambió. El Señor nos mostró su amor y misericordia. No fue fácil comprender y aceptar que la única forma de sanar mi corazón era con “la verdad” (y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. Juan 8:32). Después de meses de recibir la ayuda que Dios puso en nuestro paso y principalmente por el apoyo, amor, fortaleza y valentía de mi esposo, ahora soy una mujer nueva y gozamos de un matrimonio restaurado, no perfecto, pero con el corazón dispuesto a ayudar a otras parejas. Tengo la certeza de que juntos, tomados de la mano de Dios seremos como cordón de tres hilos: si cae, el uno levanta al otro. ¡Ay del que cae y no tiene quien lo levante! Uno sólo puede ser vencido, pero dos pueden resistir. ¡La cuerda de tres hilos no se rompe fácilmente! Eclesiastés 4:10,12” Claudia juntó a su esposo sirven hoy en un ministerio de matrimonios y son bendición para muchas personas. No hay explicación lógica a este cambio, sino una explicación milagrosa que sólo proviene de nuestro gran Dios.


 
 
 

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