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Sanando las emociones tóxicas desde la autoestima

  • Bernardo Stamateas
  • 15 may 2015
  • 5 Min. de lectura

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Para vivir una vida plena tenemos que identificar las emociones que nos intoxican, esa carga emocional que quizás llevamos con nosotros desde hace años, carga que necesitamos desprender de nuestras vidas.

Esas emociones “tóxicas” lejos de ayudarnos a desarrollarnos, a mejorar, o simplemente a ser felices, parece producirnos todo tipo de problemas y nos perjudica con su negatividad.

Es muy importante poder darme permiso para sentir lo que siento. Emociones como la tristeza, el miedo, el enojo, la inseguridad, el estrés; son todas emociones normales, pero cuando no fluyen, al igual que el agua que se estanca, se pudren. Por ejemplo: muere alguien. Surgen sentimientos como la tristeza, la bronca. Si guardo el duelo por esa cosa cultural de "no tengo llorar, tengo que estar fuerte", la emoción se encapsula y la mandamos a un órgano de nuestro cuerpo y nos enfermamos.

Lo más importante es conocer cómo funcionan los sentimientos, entenderlos para darles un uso positivo.Para sanar nuestras emociones debemos permitirnos exteriorizarlas. Y para sanar emocionalmente también debemos sanar nuestra autoestima. Una autoestima enferma lleva a emociones tóxicas, pero una autoestima sana siempre lleva a emociones sanas y para esto debemos conocer los fundamentos de la autoestima.

Los "dos brazos" pilares de la autoestima: Dignidad y Eficacia.

Uno de los aspectos principales, justamente, es el de la autoestima, que tiene dos “brazos”: la dignidad y la eficacia.

“Algunos tienen lastimado el brazo de la dignidad, por sentimientos de culpa. Se compran ropa y vive justificando por qué. Se autoboicotean: obtienen trabajo y hacen algo para que los echen. O consiguen pareja y la celan. No se dan permiso, tienen una creencia interna que les dice ‘yo no merezco ser feliz’”.“

Y hay personas que tienen lastimado el otro brazo: el de la eficacia. Se dicen ‘yo no puedo’. Una persona me decía ‘el tren pasa una sola vez en la vida’. Y yo le respondí ‘no, el tren pasa cada diez minutos’. Cuando uno tiene lastimado el brazo de la eficacia se dice ‘yo no puedo, a esta edad…, no estudié, no conozco a nadie’. Y por último, hay personas que tienen lastimado los dos brazos. La estima no viene de afuera. Es algo que me tengo que dar a mí mismo.”, agregó.

Entonces, ¿cómo hacer para salvar el autoestima? Lo principal es dejar buscar la aprobación en los otros, sentir confianza. “Si crees en vos, estás seguro, te das permiso y crees que tenés la capacidad, la opinión del otro te va a enriquecer, pero no te va a amenazar. Porque cuando uno tiene la autoestima baja es esclavo de la opinión del otro. Y entonces el mundo emocional es una montaña rusa, un día está bien y otro día mal”

“Todos tenemos ‘un Caín y un Abel’, una parte buena y una mala. Hay que dejar de idealizar a la gente, nadie es perfecto. Todos venimos fallados de fábrica, tenemos cosas buenas y cosas malas. Hay que aceptar eso y aceptarlo en el otro. Cuando uno cree en sí mismo quiere mejorarse, quiere superarse. Y no es orgullo, no es vanagloriarse, aplastar al otro ni llamar la atención. Es creer que uno tiene los recursos internos, la capacidad y la habilidad para poder alcanzar sus metas y sus sueños. Entonces eso va a ser una mejora constate, un deseo de superarse poquito a poco, cada día. Sin competir, sin compararse con nadie salvo con uno mismo y tratar de superarse”.

Las personas “tóxicas” buscan herir nuestra autoestima por sus propias carencias. “El tóxico es muy peligroso. Es un adicto emocional que necesita aplastar, destruir reventarle la vida al otro para sentirse bien. Y es un barril sin fondo porque no es que revienta al otro y se dice ‘ya está, terminé mi misión, me siento bien’. Necesita permanentemente envidiar, chusmear, reventar, criticar, descalificar, lastimar, como manera de hacer sentir, humillado al otro para ellos sentirse un poquito mejor”.

Muchos han logrado grandes cosas pero su espíritu esta vacío, pasan los años y sólo esperan la muerte. Debemos anhelar vivir al máximo, al ciento por ciento y para ello necesitamos sanar tres áreas:

1º El niño interior 2º El adulto interior 3º El padre interior.

Un niño sólo quiere que le den, un adulto hace crecer lo que tiene y un padre da.

El niño es como una vasija vacía que necesita se llenada, el adulto es la vasija llena pero siempre esta buscando más y el padre es la vasija llena que busca vaciarse en otros.

Entonces se tienen que restaurar las tres personalidades de todo ser humano para vivir al ciento por ciento.

1º El niño interior.

Esto es fundamental para todos los hombres. Sanar al niño interior, restaurar la capacidad de reír, de divertirse y jugar. Los niños si pelean con alguien a los diez minutos están jugando, dan rienda a su imaginación, juegan, se divierten.

Si tu niño interior está lastimado seguramente perderás la alegría de vivir, de reír y pasarla bien.

Un mujeriego es un niño herido; una chismosa es una mujer con su niña herida; el que critica, calumnia, habla mal de los demás, tiene su niño herido.

La gran mayoría de los hombres mueren por infarto y eso es porque han perdido la capacidad de pasarla bien. El niño hace la alabanza -no el padre ni el adulto-, porque es diversión. 2º- El adulto interior.

La función del adulto es conquistar y tambien hay que restaurar esa área. El adulto está para dominar, para conquistar, para pelear. Le preguntaron a un hombre muy rico, cuál era la característica para triunfar y respondió: “La gente exitosa que conocí es decidida, ejecutiva, no piensa cuarenta horas en lo que va hacer sino analiza y toma decisiones.” Las mujeres han sido muy atacadas en esa área por la voz de la enfermedad para que no caminen hacia la conquista. A veces tu familia se va a oponer, las leyes muchas veces te cerrarán las puertas, todo estará en contra pero activando el área adulta descubrirás que fuiste hecho para la conquista.

“No puedes vivir toda la vida solamente jugando, también debes conquistar.”

El niño sólo se divierte, el adulto conquista. Recuperá tu sueño y peleá, porque sos conquistador.

Hay personas con su adulto muerto, pasaron sus vidas riendo pero nunca lograron nada, guardaron sus sueños y obedecieron los límites que les pusieron. Un conquistador se revela a los límites, es temperamental, vive enojado contra las limitaciones, se deprime y necesita un disparadorar para liberar el poder de la conquista.

Tres cosas que ocurrirán a los conquistadores:

-“Serán movidos a lugares de resultados”

-“Escribirán la historia”

Teresa de Calcuta dijo: “Soy un lápiz en la mano de Dios para escribir la historia de la India.”

Continuando esa declaración, declaro que sos el lápiz para escribir la historia de Guatemala.

-“Recibirán prosperidad.”

El dinero se le da a alguien maduro, no a un niño que sólo se divierte.

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3º- El padre interior.

Padre es el que se reproduce, el que deja huella, conduce. ¿A quién estás conduciendo? ¿A quién estás formando? ¿A quienes entrenaste? ¿Hasta dónde llega tu deseo de ser líder? Líder es lo máximo en toda organización, es el que da. Y el que da siempre es mayor que el que recibe, porque el que da lo hace porque tiene más.

Nunca llegarás a ser padre si sos huérfano; para ser padre necesitas un padre. Y estoy hablando de un mentor, alguien que te guie hasta el resultado deseado.

De nada sirve guardar y conquistar sino es para dar a otros.

Nunca sacrifiques una meta para cumplir otra, ni algo bueno por algo bueno.

El niño está en el 30 por uno, El conquistador está en el 60 por uno, El padre esta en el ciento por ciento.

Viví una vida larga en cantidad y calidad. El secreto es vaciarse para continuamente volverse a llenar.

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