¿Somos amigas o rivales?
- Macarena Casse de Debroy
- 17 sept 2015
- 2 Min. de lectura

¡Cuídate de la competitividad entre mujeres!
Las mujeres tenemos gran facilidad para empatizar, solidarizarnos unas con otras y luchar en frentes comunes para avanzar. Pero junto a estos nobles sentimientos, surgen con frecuencia otros que no lo son tanto.
A menudo experimentamos sentimientos contradictorios y menos “dignos” respecto a las amigas más cercanas, que son difíciles de verbalizar y comprender.
Las comparaciones y la rivalidad están a la orden del día. ¿Por qué? Sencillamente porque las mujeres se exponen más y tienden menos privilegios exclusivos que de su sexo. Y porque la mayoría no han sido educadas para sacar a la luz sus talentos son que detrás alguien amenazara su “supervivencia” con el fantasma de otra mujer.
La competitividad es un ejercicio doloroso en el que nos entrenamos desde la infancia. En especial cuando se nos ha educado en valores masculinos, idealización o negación de lo propio para agradar a los demás…
Comentarios envenenados
Si otra mujer quiere competir contigo en el amor o la amistad, es importante que tú no entres en el juego e intentes hablar claro. Si tu mejor amiga aprovecha que estás hecha de polvo para hacer alarde de sinceridad (“Te veo peor que nunca”), toma partido.
Una cosa es la sinceridad y otra distinta la grosería.

Defiéndete de las malas artes
Gana confianza en ti misma y supera el miedo a ser rechazada.
Evita comportamientos extremos: la sumisión o la dominación son síntomas de vulnerabilidad.
Procura no entrar al trapo. Sitúate por encima de las pequeñas miserias de alguna gente. Separa lo personal que se te dice.
Expresa tus propios sentimientos y deseos. Tú eres tan valiosa como quien busca competir contigo, de manera que empieza a tomarte en serio tus capacidades, ideas y emociones. Te ayudará a pensar cómo reaccionar, a descubrir qué te atrae, qué afecta o qué necesitas hacer.
Libérate de ideas preconcebidas sobre ti misma. Si te pones etiquetas del tipo “Soy introvertida”, te niegas las posibilidades de cambiar. Terreo fácilmente abonado para cualquier rival.
Borra de tu mente cuanto antes las palabras culpa y preocupación.
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