Mujeres comunes haciendo cosas extraordinarias: Vania Chang, Mi Aventura por Taiwán

Macarena Casse de Debroy
22 sept 2015
3 Min. de lectura

Hace cinco años tomé una de las decisiones más grandes de mi vida. Esta decisión no solo incluía dejar a mi familia pero además se trataba de dejar mi país en busca de un sueño, una mejor educación.

A finales de Agosto 2010 me mudé para Taiwán. Recuerdo que sentía miedo pero a la vez alegría y felicidad por la gran oportunidad que se me había presentado.

Los primeros meses fueron interesantes ya que tuve muchas “primeras veces”, primera vez que tenía que pagar la renta de mi apartamento, primera vez que probaba algún platillo de comida, primera vez que me tenía que comportar como un adulto cuando recién empezaba a hacerlo.

El primer año lo dediqué para estudiar mandarín en el centro de idiomas de la Universidad Nacional Normal de Taiwán, a pesar que ya estaba familiarizada con el idioma sabía que debía ampliar más mi vocabulario ya que luego se venían cuatro años más duros en la universidad. Durante este año logré conocer a personas de todas partes del mundo, todos con metas y sueños diferentes las cuales me enseñaron a soñar siempre alto y a trabajar por alcanzarlo.

En este año participé en diferentes actividades, organizadas por el centro de idiomas en el que estudiaba, como en la competencia de remo de los botes de dragón, clases de cocina típica taiwanesa, viajes en el interior del país, etc.

Pasó el año y como si nada ya era hora de empezar mi carrera universitaria en la cual elegí estudiar Negocios Internacionales en la Universidad de Tamkang. Esta experiencia sin duda fue dura, estudiar en chino fue algo que nunca imaginé que podía lograr, pero gracias a la ayuda de mis compañeros taiwaneses me fui adaptando y poco a poco fui ampliando más mi vocabulario y me sentía más cómoda en ese ambiente educativo. El desvelarme por traducir un párrafo se volvió mi rutina.

El nivel académico sin duda alguna es excepcional. Seguirle el ritmo a los profesores fue todo un reto pero nunca un obstáculo para alcanzar mi meta.

Durante mi formación profesional aprendí bastante tanto académica como personalmente. Si hay algo que siempre les digo a las personas es que luchen por alcanzar sus sueños, que siempre tengan la mente positiva y que nunca dejen de trabajar por lo que quieran.

Un ejemplo de eso es que en mi primer año de la universidad nos pedían ser parte de un club como requisito de graduación. Al ver que se no existía un club de estudiantes extranjeros en la universidad, con otros compañeros decidimos que queríamos crearlo. Y fue así como FSA (Foreign Students Association) fue creado. Un club el cual ayuda y organiza diferentes actividades para los estudiantes extranjeros de la universidad. Ser parte y fundadora del club fue una experiencia que nunca voy a olvidar ya que gracias a ésta tuve la oportunidad de desenvolverme más y a trabajar en equipo con otras personas; el ser tolerante y el tener una visión innovadora fue algo que aprendí sin duda alguna.

El mayor impacto de esta experiencia fue vivir en Asia ya que en general en el occidente tenemos una idea preconcebida de Asia. El hecho de vivir allá me creó un concepto diferente. Estando en Asia las posibilidades de viajar son innumerables y teniendo la oportunidad de visitar varios países aprendí de las diferencias culturales y la diversidad que existe entre ellos.

En cuanto al estilo de vida asiático, la mentalidad de buscar el bienestar común y el trabajar leal y arduamente sin importar la hora, el día de la semana o las condiciones climatológicas se volvieron parte de mí.

Entendí que la cultura y la ideología van de la mano para el desarrollo de un país. El que cada ciudadano tenga presente sus valores y que los viva día a día son un concepto que anhelo para Guatemala.

Esta experiencia con seguridad ha sido maravillosa, crecí como persona y me di cuenta de la gran capacidad que tenemos todos los seres humanos. Que con la actitud y la pasión todo se puede lograr.

Ahora que estoy de vuelta en Guatemala estoy feliz por iniciar una nueva aventura siempre con una actitud positiva, de entrega y de trabajo duro.